“A muchos de los compradores les da igual dónde esté la propiedad. Les importa más el precio, las edificaciones, las tierras y los servicios”. No obstante, aunque parezca mentira, el dinero no es lo más importante a la hora de comprar. Prensa Escapada Rural

Hace 14 años, Elvira Fafian decidió iniciar un proyecto para ayudar al mundo rural a reducir la despoblación. “Cada vez que volvía a mi aldea en verano veía que había menos gente. Algunos vecinos se quejaban porque no tenían con quién jugar a las cartas”, nos dice por teléfono.Su pueblo necesitaba ayuda. Que les llevasen gente nueva y niños: “Queríamos ayudar a repoblar la zona rural”. Así es como decidió montar Aldeas Abandonadas, una inmobiliaria un tanto peculiar en la que, aunque empezó vendiendo casas rurales, pazos y fincas, hoy también se dedican a asesorar y vender aldeas y pueblos enteros que están deshabitados.
Hace 14 años, Elvira Fafian decidió iniciar un proyecto para ayudar al mundo rural a reducir la despoblación. “Cada vez que volvía a mi aldea en verano veía que había menos gente. Algunos vecinos se quejaban porque no tenían con quién jugar a las cartas”, nos dice por teléfono.
Su pueblo necesitaba ayuda. Que les llevasen gente nueva y niños: “Queríamos ayudar a repoblar la zona rural”. Así es como decidió montar Aldeas Abandonadas, una inmobiliaria un tanto peculiar en la que, aunque empezó vendiendo casas rurales, pazos y fincas, hoy también se dedican a asesorar y vender aldeas y pueblos enteros que están deshabitados. Seguir leyendo
Hace 14 años, Elvira Fafian decidió iniciar un proyecto para ayudar al mundo rural a reducir la despoblación. “Cada vez que volvía a mi aldea en verano veía que había menos gente. Algunos vecinos se quejaban porque no tenían con quién jugar a las cartas”, nos dice por teléfono.Su pueblo necesitaba ayuda. Que les llevasen gente nueva y niños: “Queríamos ayudar a repoblar la zona rural”. Así es como decidió montar Aldeas Abandonadas, una inmobiliaria un tanto peculiar en la que, aunque empezó vendiendo casas rurales, pazos y fincas, hoy también se dedican a asesorar y vender aldeas y pueblos enteros que están deshabitados.
Hace 14 años, Elvira Fafian decidió iniciar un proyecto para ayudar al mundo rural a reducir la despoblación. “Cada vez que volvía a mi aldea en verano veía que había menos gente. Algunos vecinos se quejaban porque no tenían con quién jugar a las cartas”, nos dice por teléfono.
Su pueblo necesitaba ayuda. Que les llevasen gente nueva y niños: “Queríamos ayudar a repoblar la zona rural”. Así es como decidió montar Aldeas Abandonadas, una inmobiliaria un tanto peculiar en la que, aunque empezó vendiendo casas rurales, pazos y fincas, hoy también se dedican a asesorar y vender aldeas y pueblos enteros que están deshabitados. Seguir leyendo