En año y medio, alrededor de 100 personas han pasado por Aldea Ferrería para pasar el rato escribiendo, componiendo, pensando, debatiendo... y aprendiendo a trabajar con las manos, reformando la Aldea. Prensa

Foto: Beni Kohler.
Por Héctor G. Barnés, El Confidencial
Recordemos la frase de Bender, el robot de 'Futurama', tras ser expulsado de una nave espacial: “¡Voy a montar mi propio parque de atracciones, con casinos y furcias! Es más, ¡paso del parque!”. A Dennis, un académico berlinés que prefiere no dar su apellido para mantener un perfil bajo, le ha pasado algo parecido con la universidad. Hastiado de la institución donde trabaja desde hace 10 años, “una fábrica de graduados”, como él mismo explica a El Confidencial, ha decidido montar su propio parque de atracciones. Pero con libros, arte y en plena naturaleza. El resultado es The Foundry, sonoro nombre inglés para el español Aldea Ferrería, una de esas aldeas abandonadas del norte de Lugo que habían sido azotadas por los vientos de la despoblación rural y que, tras casi cuatro décadas sin conocer presencia humana, reabrió sus puertas en marzo de 2018 como refugio para intelectuales, artistas y pensadores. ¿Qué le diferencia de una casa rural? Que, en principio, no hay que pagar nada, pero sí estar dispuesto a echar una mano en la rehabilitación de los edificios y tener vocación artística e inquietudes intelectuales. Seguir leyendo
Foto: Beni Kohler.
Por Héctor G. Barnés, El Confidencial
Recordemos la frase de Bender, el robot de 'Futurama', tras ser expulsado de una nave espacial: “¡Voy a montar mi propio parque de atracciones, con casinos y furcias! Es más, ¡paso del parque!”. A Dennis, un académico berlinés que prefiere no dar su apellido para mantener un perfil bajo, le ha pasado algo parecido con la universidad. Hastiado de la institución donde trabaja desde hace 10 años, “una fábrica de graduados”, como él mismo explica a El Confidencial, ha decidido montar su propio parque de atracciones. Pero con libros, arte y en plena naturaleza. El resultado es The Foundry, sonoro nombre inglés para el español Aldea Ferrería, una de esas aldeas abandonadas del norte de Lugo que habían sido azotadas por los vientos de la despoblación rural y que, tras casi cuatro décadas sin conocer presencia humana, reabrió sus puertas en marzo de 2018 como refugio para intelectuales, artistas y pensadores. ¿Qué le diferencia de una casa rural? Que, en principio, no hay que pagar nada, pero sí estar dispuesto a echar una mano en la rehabilitación de los edificios y tener vocación artística e inquietudes intelectuales. Seguir leyendo